Fundador Mensajeros de la Paz
Ángel García, el Padre Ángel, La Rebollada (Mieres, Asturias) el 11 de marzo de 1937. Se ordenó sacerdote a los 24 años y fundó La Cruz de los Ángeles (junto con Ángel Silva), dedicada esencialmente al cuidado de niños huérfanos y que más tarde se convertiría en Mensajeros de la Paz (1962). Hasta hoy, más de 50.000 niños han pasado por las casas de acogida de Mensajeros consiguiendo un futuro mejor. Desde 2015 el Padre Ángel, sacerdote diocesano, está al frente de la Iglesia de San Antón (c/ Hortaleza, Madrid), abierta las 24 horas del día que da refugio y consuelo a los más necesitados, además de proporcionar desayunos, wifi, café, cepillo solidario, baño… Premio Príncipe de Asturias de la Concordia (1994) y candidato al Premio Nobel de la Paz en 2017. Mensajeros de la Paz está
presente en más de 50 países y atiende a los sectores desfavorecidos: infancia, menores, familias, mujeres en riesgo, personas mayores, personas en riesgo de exclusión social refugiados y países en vías de desarrollo.
El Padre Ángel come y duerme poco. Desde que se inspiró en don Dimas, el cura de su pueblo, La Rebollada, solo quiso ser un sacerdote como él. Jugaba a misas y se escapaba con los gitanos con el consiguiente disgusto para su madre. El día que apareció en casa bien entrada la noche, su madre le sentó a la mesa y le dio una cena opípara sin que Ángel comprendiera el castigo. Su madre le explicó: esta cena es para que nunca olvides el disgusto que me has hecho pasar. Al Padre le quedó grabado a fuego: la vida hay que verla en positivo.
Al Padre siempre le preocuparon los niños, aquéllos huérfanos de mandilón azul y pelo rapado al cero a quienes separaban de sus hermanos y recluían en esos hospicios de los años 40 negándoles la infancia de por vida. Nunca ha olvidado a Tinín, el niño huérfano que recogió con 6 años y al que recibió dándole un beso en la mejilla. Tinín le miró asombrado confesándole que lo que más le había gustado de todo lo que le habían dado
desde que le recogieron fue ese beso. Nunca antes le había besado nadie.
El Padre luchó, junto a otro Ángel, su compañero y amigo del alma, Angel Silva, con el que fundó la Cruz de Los Ángeles en Oviedo para crear lo que ahora nos parece algo tan básico para los niños huérfanos: hogares de acogida donde estuvieran con sus hermanos y se sintieran en familia. Consiguió llevarlo a cabo por su lucha tenaz y el apoyo de Don Gabino, Obispo de Oviedo en aquella época y del propio Monseñor Tarancón. La Cruz fue el prólogo de lo que es hoy Mensajeros de la Paz, una Organización laica y sin ánimo de lucro que vela por las personas más desfavorecidas de la sociedad. Admirador del Papa Francisco, en su iglesia lucen además todos los santos de a pie que el Padre venera: Vicente Ferrer, Pedro Casaldáliga, Miret Magdalena, Madre Teresa de Calcuta…